28.12.06

TIM BURTON ES POSEÍDO POR POSADA

Un esqueleto, flaco, alto... llamado Jack

Recuerdo haber visto El Extraño Mundo de Jack (The Nightmare Before Christmas - 1993) por primera vez en un vhs y haber quedado varios días con una linda y extraña sensación rebotando en mi cabeza.


Esa película me había atrapado. No podía identificar bien porque, pero era una suma de componentes: ese mundo oscuro/romántico (mucho me hacia acordar a los cuentos de Poe que leía de bien chico), esa fantástica galería de personajes (donde había vampiros, hombres lobos, momias, brujas, ahorcados, científicos locos, etc... pero con la inocencia, pensamientos y sentimientos de niños), esa paleta de color casi monocromática que prevalece en la animación, ese protagonista principal... un esqueleto, flaco, alto... llamado Jack...

Era algo que nunca había visto y eso tuvo sus consecuencias: me interesé más por la obra de Tim Burton (recuerdo, por ej., haber visto Ed Wood - 1994 y pasar todo un año viendo películas de sci-fi de finales de los 50´), por la obra de Poe, por el cine fantástico, por la animación... por la experimentación de/en otros lenguajes.

Y en uno de esos links mentales interminables di con un libro de Posada. Recuerdo haberlo ojeado y haber anotado el nombre del autor en un papelito, obviamente ese papelito se perdió, pero la "marca calavera" quedó. Volvió a mi cabeza en 2 o 3 películas que vi en ese tiempo: mostraban celebraciones en los cementerios mexicanos por el día de los muertos. (Paralelamente a eso también me vienen a la memoria ceremonias vudú en Haití, era como un descubrimiento de otra forma de ver y sentir a la muerte). La conexión final vino con un viaje mío a México, ahí terminé de entender cosas difíciles de explicar con palabras.

México vive a lo México

Colores, olores, comida, gente, guirnaldas, papel picado, festejos, risas, llantos, marcas que dejo la espada y la cruz... se ven en todas las esquinas, en cada lugar.

Meterse en México es meterse dentro de un caleidoscopio, colores desparramados, sin un orden aparente de pronto toman forma, se acomodan y nos regalan un espectáculo bellísimo. Y giramos y de nuevo la visión vuelve a cambiar, pero algo de la vista anterior queda, hay un fantasma, una historia, que muta pero que nunca deja de responder e imitar a la propia historia.

En Yucatán recorría una carretera en auto. De tanto en tanto me cruzaba con gente que caminaba al lado de la ruta. Iban chiquititos, agachaditos, con sus ropas blancas llevando sobre sus espaldas ramas secas. Esa imagen se repetía y se repetía. El fantasma estaba presente. Esa imagen (personita caminando agachada llevando troncos) yo la había visto. Estaba dibujada por Diego Rivera, pero también estaba en muchos grabados que dejaron las culturas prehipánicas.


Así fui descubriendo eso: que dibujos de mayas, aztecas, de Diego Rivera se fundían y se transformaban en realidad... y aunque habían pasado más de 500 años, y que era otro mundo, la historia se repetía una y otra vez... sin parar.

Y fue en Chichén Itzá, si. Ahí me topé con ellas. Eran muchas, viejisimas, con sus bordes redondeados por el paso del tiempo. Todas acomodaditas una arriba de otra, una al lado de otra. De lejos parecían guardas... pero eran calaveritas. (Una foto me quedo de ese día y ahí estoy yo con ellas...) Calaveritas? no había visto yo eso?... calaveritas que no precisamente celebran o representan la muerte. Calaveritas que no dan miedo.


Si, sin dudas, esas eran las tatatarabuelas de las calaveritas de Posada, que estaban ahí detenidas en el tiempo... Y en ese viaje algo cambió. Y las calaveritas y los esqueletitos se sumaron a mi mundo. Y Posada se sumo. Y nos hicimos amigos y caminamos y seguimos caminando esta historia juntos.

El encuentro

Tanto Burton, como Posada estaban en mi mundito. Se miraban al pasar, se hacían gestos, pero no se hablaban. Hasta ese día que fui al cine a ver El cadáver de la novia (Corpse Bride - 2005). Y ahi los conecté a los dos. Como nunca antes se me había ocurrido que estos dos podían hacer buenas migas??... no lo se.

Y que bien se llevaban !


Burton se había dejado poseer por el espíritu de Posada y le había dado vida a las calaveritas. También había captado como ningún otro esa particularidad que se da en la obra del grabador mexicano: en el mundo de las calaveritas todo es "vida", ellas son las que ríen, las que bailan, las que se enamoran y las que disfrutan. En contrapartida el mundo humano, es terrible, con fenómenos inexplicables, lleno de furia, venganza, hechos desastrosos y fenómenos naturales catastróficos (tal vez, Posada, solo trataba de recordarnos de que modo simple aparecen las miserias humanas).


Burton retoma estos dos mundos: al humano lo hace gris, con personajes aburridos, malos, envidiosos, codiciosos... al otro, al mundo paralelo de los "muertos", lo llena de calaveras, esqueletos, que beben, que tocan música, que están enamorados, que viven llenos de color y calor.












Podríamos seguir trazando paralelismos, y se haría más extensa esta entrada, solo prefiero cerrar diciendo que la obra del mexicano es muy pregnante, que sus imágenes tienen muchas fuerza y que sin duda son una fuente de inspiración para otras grandes mentes fantásticas de estos tiempos. Y en Burton se nota y mucho.


Salud por estas influencias brindemos todos con Posada y con Burton.

Buen año !

.